Tiene una trayectoria de 34 años llena de desafíos, aprendizajes y logros personales y profesionales.
Salvador Gutiérrez, originario de Curanilahue, ha vivido sus 55 años en el mismo lugar que lo vio crecer. Su vida cambió radicalmente a los 18 años cuando, frente a la inminencia de la paternidad, tuvo que abandonar sus estudios y adentrarse en el mundo laboral.
Sin mayores conocimientos sobre el ámbito forestal, Salvador encontró su primer empleo como estrobero en la empresa Antilemu, marcando el inicio de una trayectoria de 34 años llena de desafíos, aprendizajes, logros personales y profesionales.
Los primeros pasos en Antilemu
«Estuve trabajando un año y medio de estrobero cuando mi jefatura vio potencial en mí y me nombraron encargado de una línea en Monte Águila», relata Salvador. Este paso marcó el inicio de su carrera en ascenso, que culminó en su nombramiento como supervisor de la empresa en 2010, en un episodio que recuerda con especial emoción.
“Durante el terremoto de 2010, Byron Smith, fundador de Antilemu, me llamó a su oficina y me nombró supervisor. Lo hizo de una manera tan sencilla y directa que me dejó sorprendido”, rememora. Salvador no solo asumió el cargo, sino que también consolidó su compromiso con la empresa, que describe como su segunda familia.
Un apoyo incondicional
La relación de Salvador con Antilemu trasciende lo laboral. Cuando su hijo, Salvador Gutiérrez Muñoz, nació con una lesión grave que afectó el movimiento de su brazo derecho, fue Byron Smith quien gestionó apoyo médico y aseguró su acceso a la Teletón. «Hoy día mi hijo sabe quién fue don Byron y lo que significó para nuestra familia», comenta con gratitud.
Amor por su trabajo y un legado para el futuro
Salvador no oculta su pasión por el mundo forestal y por la empresa que le ha permitido construir su vida. “Me encanta lo que hago. Soy competitivo conmigo mismo y siempre busco superar mis metas, tanto personales como laborales. Mi padre siempre nos enseñó que cualquier trabajo debía hacerse con amor, y eso es lo que aplico cada día en Antilemu”, afirma.
Para Salvador, la empresa es más que un lugar de trabajo; es una comunidad que fomenta el desarrollo profesional y personal. “Antilemu no solo me ha dado estabilidad económica, sino que también ha sido un lugar donde he podido crecer, formar mi familia y contribuir al futuro de nuestros hijos”, concluye.
La historia de Salvador Gutiérrez es un ejemplo de perseverancia, dedicación y amor por su labor. Su compromiso con Antilemu y el sector forestal refleja el impacto que las empresas pueden tener en la vida de las personas, creando no solo empleo, sino también comunidades donde los trabajadores se sientan valorados y parte de algo más grande.